Orar juntos… la vida cotidiana

A partir del cuadro del pintor prerrafaelita John Everett Millais, Cristo en casa de sus padres (1850), Margarita Saldaña, laica consagrada, ha guiado una oración sobre la presencia de Dios en la vida cotidiana. Los espacios grises y banales de nuestra vida diaria son lugares privilegiados para el encuentro con Dios. Pensemos que Jesús pasó la mayor parte de su vida inmerso en una vida cotidiana anónima, sin milagros y sin parábolas, sin discípulos y sin sanaciones. En nuestra vida diaria, como en Nazaret, no parece ocurrir nada extraordinario y, sin embargo, el Espíritu nos va transformado poco a poco. La vida cotidiana está a menudo atravesada por el dolor y por el mal espíritu, pero también está habitada por la promesa. En ella, si estamos atentos, vamos percibiendo signos de salvación. Esa vida nuestra de todos los días tiene un sentido. Por eso, es importante vivirla como lugar de misión.  También Jesús recibe una misión desde su nacimiento y la realiza durante su vida anónima, no solo a partir del bautismo.

La oración ha terminado con una eucaristía presidida por el padre Javier Ilundain sj y preparada por uno de los equipos de la Comunidad de Matrimonios de Nazaret.

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