Orar el amor que nos crea

El pasado 9 de mayo se cerró el ciclo de Orar juntos la vida, que la Comunidad de Nazaret ha organizado para toda la parroquia en los dos últimos cursos, con la charla “Orar el amor que nos crea” de Mª Dolores López Guzmán, laica, licenciada en Teología y experta en espiritualidad ignaciana. Con sus palabras en tono suave y pausado, algunas imágenes y dos canciones se creó un clima orante desde el primer momento.

Su reflexión comenzó con esta profunda definición de oración: “Orar es mirar amorosamente el espejo de la eternidad” (sor Mª Victoria Triviño). Desde ahí se nos invitó a contemplar con agradecimiento el Amor que está en el origen de todo, el Amor con el que fuimos creados y que nos sostiene a lo largo de toda la vida, es decir, el Amor que nos crea y nos recrea. Todas las presencias amorosas en nuestra vida, las que están cerca y las que están lejos, las que más nos sostienen y fortalecen, son en el fondo ecos de ese Amor.

La oración nos acerca al calor que desprende la presencia de ese Amor. La finalidad de la oración no es encontrar calma y sosiego en un mundo ajetreado, sino que su objetivo es propiciar y alimentar un encuentro que contiene todos los ingredientes de la misma vida: incertidumbres, luchas, dudas, alegrías, desasosiego. Ese encuentro tiene lugar con el Amor que se encuentra en el origen de todo. La mayor expresión de amor de este Dios es la entrega de su Hijo. Y los cristianos debemos contemplar desde la Resurrección toda la creación como reflejo de ese amor. La grandeza de la creación, la grandeza de ese amor se ve mejor desde esta perspectiva: desde la Resurrección a la Creación y no al contrario.

La Creación ha salido de sus manos porque no le cabe tanto amor. Pero no solo eso: a Dios la Creación la parece tan valiosa que decide entrar a formar parte de ella enviando a su Hijo. Estemos, por tanto, atentos a la Creación porque todo en ella lleva la huella de su Creador, incluso lo que nos pueda parecer más despreciable o más malvado. Quizá el signo más evidente de esa huella es el hilo que forman las experiencias de amor que jalonan nuestra vida, allí es donde es más fácil encontrar a Dios.

La Creación, con toda su diversidad y belleza, está ahí para nosotros, Dios la ha puesto a nuestros pies. Pero Dios no solo ha puesto la Creación a nuestros pies, sino a su propio Hijo, como se refleja en la escena del lavatorio de los pies. Ante un Amor así todo lo demás palidece. Dios nos ama sirviéndonos, se recrea contemplándonos y sirviéndonos, como un padre con su hijo. Así se entiende en toda su profundidad la petición de San Ignacio: “Pedir conocimiento interno de tanto bien recibido para que yo enteramente reconociendo pueda en todo amar y servir”. Dios solo nos pide que hagamos memoria del bien recibido, del Amor que está en el origen de todo, y nos preguntemos cómo esto nos hace más humanos. La charla se cerró con esta pregunta: ¿Consideramos un acto de amor que Dios nos llame para compartir su misión de acompañar en el dolor a los hermanos?

Os invitamos a todos a este rato de escucha orante sobre las contemplaciones de tono místico que nos propone Dolores López Guzmán. La Comunidad de Nazaret volverá con un nuevo ciclo de oración y formación el próximo curso.

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