Este pasado miércoles concluía, por este año, nuestro espacio de «Orar con el arte». Coordinado con maestría por el jesuita Bert Daelemans, a lo lardo de ocho meses hemos podido asomarnos a diversas obras de arte que se han convertido en ventana abierta hacia la trascendencia y en espejo de nuestras propias búsquedas.
La propuesta es una contemplación de la obra elegida, y es una forma de enseñar a mirar. Nosotros que, normalmente, pasamos por la vida rápido, viendo sin mirar, sin prestar atención al detalle, nos hemos encontrado, aquí, con la posibilidad de frenar. Cada día hemos podido prestar atención a gestos que normalmente se nos pasan desapercibidos: una mirada, un roce, una luz, la posición de las manos, una figura en la lejanía… Todo ello iba cobrando sentido. Con la ayuda de la música y el silencio, este espacio se ha convertido en un lugar donde buscar a Dios por el camino de la belleza.
Al finalizar este miércoles y despedirnos hasta el curso próximo, los asistentes rompieron en un aplauso, cálido y espontáneo, que indica la acogida y aprecio con el que esta comunidad parroquial ha recibido la propuesta. Sin duda, volveremos el curso próximo.
Estas han sido las piezas / obras de arte que nos han acompañado este curso.
«La Anunciación» de Fra Angelico
«La Mano de Dios» de Auguste Rodin
«El recién nacido» de Georges de la Tour
«Sudarios» de Erika Diettes
«La Visitación» de Rogier Van der Weyden
«Jesús y el Cireneo» de Werner Klenk
«El Resucitado y su madre» de Rory Geoghegan
«El Buen Samaritano» de Aimé Morot