Ese es el título del libro que José María Rodríguez Olaizola SJ, uno de nuestros párrocos, presentó este lunes 25 de noviembre en la Sala Borja. El formato de la presentación fue una conversación guiada por Antonio Allende SJ, actual rector de la Universidad Pontificia Comillas. Sin embargo no era esta la faceta que hacía que Toño fuera el interlocutor en esta conversación, sino el ser -así lo dijo José Mari- el primer lector de mis libros desde hace años. «Alguien que ayuda a que desaparezcan de ellos errores y partes que no funcionan, y que los enriquece con sus propuestas y aportes». Toño fue el encargado de entevistar a José Mari, y la conversación entre ambos los fue llevando por los motivos que llevaron a escribir este libro, por el género de las «contemplaciones de papel», que Olaizola ha hecho marca personal.
Sobre todo fue interesante escuchar las reflexiones sobre por qué María es un espejo en el que es más fácil reconocernos. Sobre su humanidad (el dogma llega al final, al releer su vida en una clave creyente, pero esa vida es tan profundamente humana en sus decisiones, apuestas, heridas y fiestas… que puede ser también la nuestra). Sobre el sufrimiento como parte de un camino. También tuvieron tiempo para hablar de la figura de José y su presencia silenciosa y, sin embargo, tan cargada de significado.
La parroquia se volcó y cientos de personas acompañaron esta presentación, con la que nos vamos acercando al Adviento.