Este sábado 27 de mayo, cuando ya nos preparábamos para celebrar, con toda la Iglesia, la fiesta del Espíritu, pudimos celebrar en la parroquia la confirmación de 52 jóvenes. En la celebración se juntaron dos grupos. El de los jóvenes de bachillerato que han estado preparándose durante 2 años con el equipo de catequistas de la parroquia, y el grupo de adultos que durante este curso se han ido encontrando con regularidad con los tres párrocos en una formación que se ofrecía por primera vez y ha resultado muy bien.
Presidió la celebración Don Alberto Andrés Domínguez, canciller de la archidiócesis de Madrid, en nombre del Vicario D. José Luis Díaz, que no podía acompañarnos ese día.En su homilía invitó a los jóvenes a tomar en serio el paso que dan, y a ser testigos de ese amor que hoy acogen en el espíritu. Junto a él estuvieron Pablo Guerrero y Vicente Pascual. Además Erone Bin Nahfirin, uno de los integrantes del equipo de catequistas de la parroquia, ejerció como diácono.
La celebración contó con la constante participación de catequistas y confirmandos. Manena y Juan, catequistas del grupo de jóvenes que se confirmaba, se encargaron de las moniciones. Varios jóvenes hicieron lecturas, peticiones y ofrendas. El coro de misa de 21,00h acompañó con los cantos y la música los distintos momentos de la ceremonia.
El templo estaba lleno, con familiares y amigos de los confirmandos que han querido compartir un día tan especial. Ojalá, como decía el poema que se leyó al final, esta confirmación sea un «sí» cargado de sentido y de compromiso.
CONFIRMACIÓN
Decir sí,
no con palabras vacías,
no por rutina o inercia,
ni por que toca.
Decir sí, convencidos
de que es el camino.
No es que hayamos llegado a la meta.
Es que ahora se enciende
el fuego de dentro
que nos hará mirar
el mundo y verlo nuevo.
Que nos hará avanzar
por el tiempo
sembrando justicia.
Que nos hará buscar
al Dios sorprendente
que, cuando aparece,
nos muestra el sentido,
la ruta, el destino.
Y, al encontrarlo,
aunque sea por un momento,
sabremos contar
que es posible
un amor verdadero,
una esperanza inmortal
y una justicia definitiva.
Decimos que sí,
y decirlo es promesa,
propósito, empeño,
que habrá de volverse,
en nosotros,
historia.