Compartir el pan, la paz y la palabra

El pasado sábado tuvimos una mañana de retiro y encuentro a la que estaban convocados todos los ministros de la Eucaristía. En la parroquia hay casi 80 personas, un grupo diverso de laicos, hombres y mujeres de distintas edades, que ayudan como ministros en alguna de las eucaristías dominicales (o de vísperas).

El sábado 19 de octubre nos juntamos para compartir una mañana dedicada, por una parte, a rezar sobre nuestro momento actual, y por otra, a formular y compartir algunos proyectos y deseos. El encuentro comenzó con una reunión por grupos de misa (7 grupos). Una ocasión de que gente que comparte el mismo equipo -pero que no siempre coincide por días- pudiera presentarse y compartir algo de su experiencia como ministros. Tras una primera puesta en común, José Mari R. Olaizola presentó algunos objetivos de esta comunidad de ministros dentro de la red de comunidades que es la parroquia. Después nos guió por un rato de oración, a partir del relato del envío de Mateo, e invitándonos a mirar en cinco direcciones: uno mismo, Jesús, el mundo -que ha de entrar entero en la parroquia-, el evangelio y la comunidad. Después un rato de silencio ayudó a responder a tres cuestiones (lo que más me ha llegado de lo anterior, un deseo para el grupo de ministros, y un deseo para la parroquia).

De nuevo en grupos pequeños, esta vez más mezclados, se fue poniendo en común las respuestas a estas cuestiones. Terminamos en el plenario compartiendo algunas propuestas e iniciativas. Y a continuación Belén Mayoral, Eugenio Yurrita, Lucía Giner y Paloma Granados, que junto con José Mari han sido desde mayo el equipo de reflexión sobre el futuro de este cuerpo de ministros en la parroquia, fueron exponiendo algunas propuestas y agenda para este año. Entre otras, la formación específica que tendrá lugar una vez al trimestre sobre las partes de la liturgia.

Terminando ya la mañana compartimos en el claustro un vino, al que se sumó toda la comunidad jesuita. Un espacio de convivencia que todos valoramos y que ojalá se repita.

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