Celebrar la fragilidad

Una de las celebraciones más bonitas de nuestro año en la parroquia pasa un poco desapercibida. Y sin embargo es de los momentos más entrañables y lleno de sentido. Alrededor de 25 personas se han acercado hoy a recibir el sacramento de la unción de enfermos en una eucaristía serena, cargada de emoción y afecto.

Pablo Guerrero, que presidió, recalcó la poca comprensión que este sacramento ha tenido (desde el tono «inminente» de la antes llamada extrema unción a la sensación de que hay que recibirlo como «último recurso»). Lo que celebramos es la fragilidad, el reconocimiento tranquilo de nuestra limitación y finitud, y la confianza en Dios.

Gracias, daba Pablo, a quienes, habiendo venido hoy, nos invitáis a confiar profundamente en Dios.

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